Tas unos estresantes días en el centro de Londres, cogimos un tren hacia Waymouth (no me preguntéis que significa) en el que pasamos tres largas horas sentadas, admirando las vistas (casas, ríos vacas y más casas…), y jugando con el ordenador, para pasar el tiempo…
Cuando llegamos no hacía malo, pero como todos sabemos, el tiempo en Londres es SUPER inestable, y como os podéis imaginar, nos llovió.
Cuando paró de llover, salimos a admirar las vistas (que no eran muy buenas ya que estaba nublado y era de noche) y cuando nos cansamos de caminar (al cabo de un buen rato) fuimos a comernos un curry, que por cier4to, nada que ver con los que he comido antes, por el simple hecho de que no picaba mucho y no se me quedo la lengua churruscada. Cuando terminamos de comer, y terminó la típica disputa por quién paga (lo tengo claro…yo no porque no tengo dinero), caminamos hacia nuestra casa, y nos pusimos a hablar hasta las tantas (ya sabéis, cuando se juntan tres mujeres, pasa lo que pasa…que no se para de hablar).Bueno, después de las largas charlas hasta muy tarde, nos fuimos a dormir.
Al día siguiente, no se puede decir que madrugamos…(nos levantamos a las 12:30) desayunamos, me conecte y en eso se me fue la mañana, y después me duché, me vestí y salimos a la calle.
Llegamos al parque, y como teníamos cacahuetes, nos pusimos a darles de comer a las ardillas, que ellas, con lo atrevidas que son, se me subían por las piernas para coger su comida.
Me hacían cosquillas en las manos, y cuando las muy despistadas se olvidaban un cacahuete por ahí, la palomas venían corriendo…mejor dicho volando para comérselo. A las palomas le llevamos alpiste de pájaro, pero es que ellas no son tontas… ¡Donde este un cacahuete, que se quite todo el alpiste del mundo!
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